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¿Quiénes violentan el Estado laico? / Alejandra Ortega

La autora, Alejandra Ortega, es subdirectora de ATIEMPO.MX, con una amplia trayectoria de más de 15 años en los medios de comunicación
La autora, Alejandra Ortega, es subdirectora de ATIEMPO.MX; con más de 15 años de trayectoria periodística

Laicidad no significa ser enemigo de la religión o perseguir a quienes sean creyentes. Al contrario, significa respeto y tolerancia, aunque muchos se rasguen las vestiduras porque su interés sea que la iglesia quede reducida a nada

Morelia, Michoacán, 01 de agosto de 2017.- Cuando hablamos de políticos y religión, muchas personas saltan de inmediato acusando una violación al estado laico.

El lunes de la semana pasada, durante una importante ceremonia en la Catedral de Morelia, en donde le fue impuesto el Palio arzobispal a Monseñor Carlos Garfias, estuvieron presentes el gobernador de Michoacán y el alcalde de Morelia, Alfonso Martínez, quien recibió tremendas críticas de ciudadanos por el hecho de haberse hincado a la hora de la consagración en la misa.

Según la crítica esto era una falta al Estado laico.

Pero, ¿qué es el estado laico? ¿Realmente existe una falta grave por una acción como esta de un político Definitivamente no, y tampoco se trasgrede la laicidad de un país, un estado o un municipio.

Cabe precisar que la laicidad significa el derecho que tienen las personas a creer o no creer en algún dios de manera libre y autónoma. De elegir la religión que quieren profesar o ser ateos.

Significa la separación de esferas entre lo religioso y lo político, es decir, que las iglesias no ejerzan el poder público, pero que tampoco los gobiernos se entrometan en los asuntos religiosos. Ambas esferas deben estar respetuosamente separadas.

Lo que no quiere decir que los políticos no puedan profesar una religión o asistir a un templo o iglesia a escuchar misa y participar de ella.

De esta forma el Estado laico procura la tolerancia religiosa y esto tiene que ver con otros derechos básicos como la libertad de expresión y la libertad de asociación.

Laicidad no significa ser enemigo de la religión o perseguir a quienes sean creyentes. Al contrario, significa respeto y tolerancia, aunque muchos se rasguen las vestiduras porque su interés sea que la iglesia quede reducida a nada.

Un estado laico debe respetar de igual forma todas las iglesias y religiones que los ciudadanos profesen en territorio mexicano, esto sin privilegiar a alguna sobre las demás, ninguna que reciba prevendas sobre las otras.

Así como ninguna religión debe ser privilegiada, tampoco ninguna debe ser discriminada, al igual que las personas que elijan pertenecer a alguna de estas.

Y tal parece que lo que sucede en México es precisamente lo contrario, se sigue persiguiendo a quien es religioso, no de las formas tan atroces como antes, cuando fueron asesinados muchos mexicanos por decirse católicos, pero sí seguimos viendo ese rechazo social hacia los católicos. Y lo subrayo porque casualmente esto no sucede con personas que profesan otras religiones o sectas.

El rechazo es hacia los católicos.

Muchos mexicanos que se vanaglorian de ser liberales son quienes más confunden este tema, y no aceptan, y no entienden, que la laicidad nos debería permitir expresar nuestra preferencia religiosa sin tener que ser insultados, como pasa casi siempre.

Hace un par de días el informativo Milenio promovió en redes sociales una imagen de un Cristo que decían bailaba una canción de moda, esto en forma de un meme. Muchos lectores se indignaron y pidieron a ese medio de comunicación evitar las agresiones hacia esa parte de la población, que sigue siendo mayoría en el país.

Pero la respuesta al día siguiente fue aumentar las publicaciones de esa imagen. Entonces, si el Estado laico significa en primer lugar el respeto y la tolerancia, considero que son más, muchos más, quienes a diario violentan ese Estado laico al impedir a los católicos pronunciarse como tales de forma pública sin ser acosados, insultados o ridiculizados.

He leído muchas críticas de personas que se sienten ofendidas cuando el arzobispo de Morelia y algunos otros clérigos emiten una postura pública de temas diversos, argumentando que ellos no deberían de opinar.

Sin embargo, cuando quien habla es un sacerdote de ideas tendientes a la izquierda, como el Padre Solalinde, entonces hasta los más recalcitrantes liberales le aplauden y comparten sus mensajes, aunque el sacerdote salga públicamente en eventos políticos y participe como orador en ellos.

El Estado laico en este sentido, ha provocado una gran división y choque entre mexicanos, que muchas veces actúan con una doble moral, porque cuando se trata de que estas cuestiones religiosas les favorezcan entonces sí están de acuerdo y las aceptan de muy buena gana, como los días de asueto que el calendario prevé, como el 12 de diciembre, como la Semana Santa, como la Navidad, el día de los Reyes Magos y algunas otras fechas importantes de carácter netamente religioso y católico, pero que aquellos de ideas muy liberales acogen muy felizmente.

Lo que necesitamos son leyes que nos protejan, que nos permitan vivir en armonía, garantizando el respeto mutuo y no todo lo contrario, como lo que parece suceder en nuestro país.

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