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Res Publicae / Los derechos humanos son el bien común

El autor es candidato a Doctor en Derecho; asesor jurídico de la FUCIDIM; secretario del Consejo Directivo de la USEM; y, consejero ciudadano de la CEDH
El autor es candidato a Doctor en Derecho; asesor jurídico de la FUCIDIM; secretario del Consejo Directivo de la USEM; y, consejero ciudadano de la CEDH

No hay duda de que los derechos humanos se consolidan hoy como la nueva ética de la política y que al estar ligados tan íntimamente al bien común,  pues siempre atienden al concepto de persona humana, comparten su naturaleza hasta llegar a fusionarse…a constituirlo

Morelia, Michoacán, 14 de junio de 2015.- Si bien en es cierto que en estados con alto índice de inestabilidad institucional, prestación de servicios públicos deficientes y con tantas carencias como el nuestro, es sumamente complicado -fuera de actos trágicos y escandalosos como lo fueron Mamá Rosa, Apatzingán, los autodefensas o Tanhuato- sensibilizar y colocar en la agenda el tema de los derechos humanos.

Al vivir cierto acostumbramiento o violaciones sistemáticas de los derechos fundamentales más básicos y ante la dificultad de ver y palpar su materialización en la propia realidad, los derechos humanos se tornan en conceptos que tienden a abultar el conjunto de lo políticamente correcto, de las buenas intenciones o al menos determinan a un clan de activistas y abogados idealistas que parecieran predicar permanentemente en el desierto.

Sin embargo, nadie puede negar que en la época actual el bien común consiste principalmente en la defensa de los derechos y deberes de la persona humana. Así lo atestigua la tendencia garantista a nivel global.

En ese sentido es necesario recordar que parte de la tarea principal de los gobernantes –incluso me atrevería a decir que la base esencial de su propia legitimidad- se constituye por el compromiso que asuman frente al tema de los derechos humanos.

Se requiere de una firme decisión de la autoridad para respetar, armonizar  y promover los derechos a diario, a través de su quehacer cotidiano y ordinario…en su propia motivación, por un lado, así como facilitar a los ciudadanos el cumplimiento de sus correspondientes deberes, por otro.

Implica una labor de vigilancia y seguimiento para que los ciudadanos, al procurar sus derechos, no impidan el ejercicio de los derechos de los demás y para que el que defienda su propio derecho no dificulte a los otros la práctica de sus respectivos deberes…en el fondo se trata de lograr mantener la integridad de los derechos de todos, teniendo la decisión y valentía necesarias para restablecerlos en caso de violación.

Como un objetivo del bien común, entendido como ese conjunto de condiciones sociales que permiten a los ciudadanos el desarrollo pleno e integral, la labor de defensa y promoción de derechos humanos, implica un equilibrio en la acción de gobierno para evitar generar preferencias de grupos o caer en el vicio de querer defender los derechos de todos impidiendo el desarrollo de los derechos de cada uno.

Qué falta nos hace terminar de entender que solo desde la paz y con la paz y desde el estado de derecho y con estado de derecho, se puede garantizar el respeto a los derechos humanos.

No hay duda de que los derechos humanos se consolidan hoy como la nueva ética de la política y que al estar ligados tan íntimamente al bien común,  pues siempre atienden al concepto de persona humana, comparten su naturaleza hasta llegar a fusionarse…a constituirlo.

  • El autor es abogado y consejero ciudadano de la CEDH.

Twitter: @agcussi

Facebook: alejandro.gonzalez.cussi

Web: http://agcussi.blogspot.com

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