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Todos los días son “8 de Marzo” / Teresa Da Cunha Lopes

Teresa Da Cunha es doctora en Derecho; con diversos posgrados en universidades de México, España y Francia; profesora investigadora de la UMSNH; miembro del Sistema Nacional de Investigadores; y coordinadora del Área de Ciencias Sociales en el CIJUS
Teresa Da Cunha es doctora en Derecho; con diversos posgrados en universidades de México, España y Francia; profesora investigadora de la UMSNH; miembro del Sistema Nacional de Investigadores; y coordinadora del Área de Ciencias Sociales en el CIJUS

Todos los días son “8 de Marzo”: días de lucha, reflexión y celebración en el femenino; podemos aceptar una flor, pero no debemos olvidar que este día es un día de lucha y de reflexión. Un día en que debemos recordar la lenta conquista del ejercicio de derechos fundamentales

Morelia, Michoacán, 13 de marzo de 2014.- Para todas y todos, el Día Internacional de la Mujer es un buen momento para reflexionar acerca de los avances logrados, pedir más cambios y celebrar la valentía y la determinación de mujeres de a pie que ha jugado un papel clave en la historia de sus países y comunidades.

Pero, también es el momento para renovar la vigilancia frente a todas las fuerzas radicales conservadoras, grupos ideológicos fascizantes y estructuras del crimen organizado que de Afaganistán a Morelia están en permanente guerra ideológico-cultural-económica para intentar eliminar, destruir y abolir los derechos conquistados y hacernos regresar al obscurantismo represivo medieval.

El Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) es una fecha que celebran los grupos femeninos en todo el mundo. Esta fecha se conmemora, no sólo en México, sino también en el cuadro institucional de las Naciones Unidas, además de ser fiesta nacional en muchos países. Cuando las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unen para celebrar su día, pueden contemplar una tradición de un siglo de lucha organizada en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo.

Hoy, en día, esta tradición recuerda uno de los muchos episodios trágicos de la historia en el femenino: el 25 de marzo del 1911, más de 140 jóvenes trabajadoras, la mayoría inmigrantes italianas y judías, murieron en el trágico incendio de la fábrica Triangle en la ciudad de Nueva York. Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de los Estados Unidos, y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre.

Sin embargo, el Día Internacional de la Mujer tiene sus verdaderas raíces en la declaración del Partido Socialista de los Estados Unidos de América del día 28 de febrero del 1909 y en la proclamación del 1910 de la Internacional Socialista, reunida en Copenhague, que definió el Día de la Mujer como de carácter internacional en homenaje al movimiento en favor de los derechos de la mujer y para fortalecer la lucha para conseguir el sufragio femenino universal

El lema de este año definido por la ONU, «Igualdad para las mujeres: progreso para tod@s», subraya cómo la igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres, el respeto total de los derechos humanos de las mujeres y la erradicación de la pobreza son esenciales para el desarrollo económico y social., a nivel mundial. También destaca el papel clave de las mujeres como agentes del desarrollo.

Como lo afirma el Secretario-General de la ONU Ban-Ki –moon (y paso a citar):«Los países en los que hay más igualdad de género experimentan un mayor crecimiento económico. Las empresas que cuentan con más líderes mujeres logran mejores rendimientos. Los acuerdos de paz que incluyen a las mujeres son más duraderos. Los parlamentos en los que hay más mujeres aprueban más leyes sobre cuestiones sociales clave como la salud, la educación, la lucha contra la discriminación y la manutención de los niños.

Con efecto, las pruebas no dejan lugar a dudas: la igualdad de la mujer supone progresos para todos. Un claro ejemplo, la consulta de la clasificación anual de los países en el Informe anual del PNUD : todos los países desarrollados y con buenos indicadores de calidad de vida son aquellos en que las mujeres gozan de derechos políticos, económicos, sociales, culturales, reproductivos.

De una igualdad ante la ley que se refleja en los comportamientos sociales y en la cultura política. O sea existe una correlación directa entre desarrollo, libertades, democracia y ejercicio efectivo de los derechos y libertades por la mujer.

Podemos aceptar una flor, pero no debemos olvidar que este día es un día de lucha y de reflexión.

Un día en que debemos recordar la lenta conquista del ejercício de derechos fundamentales. Un día en que, por ejemplo, debemos recordar la lucha por los derechos reproductivos. Ser solidarias con todas las mujeres que en el mundo, son obligadas a recurrir al aborto clandestino, porque no existen políticas públicas que les permitan el acceso a los medios de control de la natalidad ni a los servicios públicos para poder ser asistidas durante el procedimiento, siempre excepcional y doloroso, que es el aborto, ni programas de educación sobre sexualidad y reproducción.

En el mundo del siglo XXI todavía una mujer muere cada nueve minutos en abortos clandestinos. Esto, no puede ser caracterizado de otra forma que como un genocidio.

Debemos recordar que vivimos en un mundo en que existen mujeres que en este preciso momento están siendo chicoteadas en la plaza pública.. Pienso en todas las mujeres que sufren penas de “violación colectiva”, como la paquistaní Mukthar Mai objeto de una acción punitiva decretada por el Consejo de Ancianos de su pueblo para lavar el “crimen de honor” de su hermano de 12 años. Después de ser repetidamente y “legalmente”violada e arrastrada por las calles.

Un mundo en que una menor tzotzil de 14 años del municipio de San Juan Chamula, en los Altos de Chiapas, es encarcelada por abandonar a su marido y, en que un juez de Paz y Conciliación Indígena de Chamula, Ricardo López Hernández, ordena la aprehensión de la joven indígena, Roxana “N”, a quién acusa de abandonar a su pareja sentimental, y de negarse al pago de una multa de 24 mil 700 pesos.

Un mundo en que mujeres índigenas y pobres tienen que parir en la calle porque no son admitidas en unidades de salud públicas.

Un mundo en que las mujeres ganan, en promedio 1/3 menos que el hombre, realizando las mismas funciones.

Un mundo en que de acuerdo con datos de la Procuraduría General de la República[1], cada 15 minutos una fémina mexicana es agredida en su entorno familiar y anualmente mueren en hechos violentos más de mil 800, con un promedio diario de cinco fallecimientos. Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)[2], México está entre las 15 naciones del mundo con más homicidios dolosos contra mujeres, y los territorios con mayores índices son los estados de México, Oaxaca, Guerrero, Chihuahua y Quintana Roo

Pero también es un mundo de pequeñas victorias: un mundo en que dos de las grandes democracias latinoamericanas tienen a su cabeza a dos mujeres : Bachelet en Chile y Dilma en Brasil.

Un mundo en que en el marco de la transversalidad de la perspectiva de género y con la finalidad de establecer un lenguaje común de conceptos en la materia para el quehacer legislativo y la producción normativa interna a México, vimos aparecer los conceptos de: «acción afirmativa»; «Derechos Humanos de la Mujer»; «equidad de géneros»; «transversalidad de la perspectiva de géneros»

Un mundo en que por vía jurisprudencial se pueden derrumbar las barreras de la discriminación de las minorías en textos legislativos obsoletos.

Un día en que podemos celebrar con Claudia y Alejandra, el primero matrimonio entre parejas del mismo sexo en Michoacán. A ellas dedico esta columna.

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