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“Antes del olvido”, de Iria Gómez Concheiro, se presentó en el FICM

El tono de orgullo de barriada que tan bien funciona en las películas de la época de oro, aquí se siente un tanto artificial y se ve limitado por la inclusión de algunos detalles que resultan inverosímiles (FOTO: FICM)
El tono de orgullo de barriada que tan bien funciona en las películas de la época de oro, aquí se siente un tanto artificial y se ve limitado por la inclusión de algunos detalles que resultan inverosímiles (FOTO: FICM)

El filme se desarrolla en una antigua vecindad. En ese lugar se desarrollan toda clase de historias y dramas personales. Pero a pesar de las diferencias, un hecho en común une a todos los vecinos: la constante amenaza de desalojo por parte del dueño del inmueble, quien quiere demolerlo para iniciar la construcción de un moderno centro comercial.

Morelia, Michoacán, 24 de octubre de 2018.- Como parte de la tercera jornada de actividades del Festival de Cine de Morelia (FICM), se estrenó en función de prensa el drama coral Antes del olvido (2018), segundo largometraje de ficción que firma la cineasta capitalina Iria Gómez Concheiro, luego de que hace unos años debutó con el celebrado thriller Asalto al cine (2011), el cual formó parte de la selección oficial del Festival de Sundance.

El guión, obra conjunta de la propia directora y de Juan Pablo Gómez, su colaborador habitual, se desarrolla en una antigua vecindad del centro histórico de la Ciudad de México. En ese lugar se desarrollan toda clase de historias y dramas personales. Pero a pesar de las diferencias, un hecho en común une a todos los vecinos: la constante amenaza de desalojo por parte del dueño del inmueble, quien quiere demolerlo para iniciar la construcción de un moderno centro comercial.

La directora confiesa como fuente de inspiración el libro “Inquilinos del D.F., a colgar la rojinegra”, de Paco Ignacio Taibo II, el cual está editado por Cenzontle. En él se narra la huelga general de los inquilinos iniciada en la década de 1920. En ese momento, los habitantes de las vecindades del centro de la Ciudad de México salieron a las calles para manifestarse y en no pocas ocasiones, enfrentar a la policía. Producto de este movimiento son los llamados Derechos del Inquilino, cada vez más en desuso por parte del gobierno de la capital mexicana, a decir de Iria Gómez.

De no ser por dicha movilización social se hubieran demolido más de 200 vecindades, modificando de manera significativa el aspecto del centro de la capital mexicana. Con ellas se hubiera perdido todo un estilo de vida de características particulares que retrata muy bien la época de oro del cine mexicano, aquella de directores eminentemente populares como Alejandro Galindo y Gilberto Martínez Solares, en donde la gente del barrio se arremolinaba en vecindades de todas clases. Es por ello que la obra de Iria Gómez toma el nombre de Antes del olvido, para recordarnos una forma de vida que parece condenada a la extinción.

Es posible encontrar ciertos paralelismos entre la ópera prima de Gómez Concheiro y su más reciente trabajo: ambas son películas corales y toman como base los estratos económicos más desprotegidos. Sin embargo, las características propias de la locación de Antes del olvido, además del trabajo previo de la directora en el lugar como integrante de un colectivo cultural, le permitieron establecer un vínculo muy fuerte, no sólo con el sitio, sino con los habitantes de la vecindad ubicada en la calle de Nicaragua 15, en pleno centro histórico.

Esta característica en particular y lo reducido del presupuesto, obligaron a la producción a recurrir a una serie de actores no profesionales, muchos de ellos habitantes de barrios cercanos, como La Lagunilla, Tepito o incluso de la misma vecindad. En ese sentido, la cinta adquiere un barniz de realismo, imposible de lograr de otra manera. Sin embargo, el tono de orgullo de barriada que tan bien funciona en las películas de la época de oro, aquí se siente un tanto artificial y se ve limitado por la inclusión de algunos detalles que resultan inverosímiles hasta para un país acostumbrado a enfrentar de tanto en tanto las situaciones más descabelladas posibles.

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