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Cartelera Retrospectiva / Cuestión de tiempo

Emotiva, divertida y con un repertorio musical pop muy aceptable, Cuestión de tiempo es una opción agradable si se va al cine en pareja, con un buen café y un ánimo poco exigente
Emotiva, divertida y con un repertorio musical pop muy aceptable, Cuestión de tiempo es una opción agradable si se va al cine en pareja, con un buen café y un ánimo poco exigente

Tim es un joven y tímido aspirante a abogado que descubre un peculiar secreto el día que cumple veintiún años: los varones de su familia tienen la extraña capacidad de viajar en el tiempo. Lo único que se requiere es encerrarse en un armario, cerrar los ojos y apretar los puños

Morelia, Michoacán, 10 de enero de 2014.- Nadie daba mucho por Cuestión de tiempo (About time, 2013), tercer largometraje de ficción del neozelandés Richard Curtis, pero lo cierto es que ha tenido un desempeño más que aceptable en la taquilla nacional a pesar de exhibirse apenas hace un par de semanas con un reducido número de copias. La cinta formó parte de la sección de estrenos internacionales de la más reciente edición del FICM y tuvo un discreto éxito en su recorrido por la cartelera estadounidense, que suele ser muy exigente con las comedias británicas.

Tim es un joven y tímido aspirante a abogado que descubre un peculiar secreto el día que cumple veintiún años: los varones de su familia tienen la extraña capacidad de viajar en el tiempo. No necesitan de maquinaria sofisticada o hechizos mágicos, lo único que se requiere es encerrarse en un armario, cerrar los ojos y apretar los puños, tras seguir esos sencillos pasos se encontrarán en el lugar y tiempo al que deseen volver. Pero el retraído Tim no busca riquezas ni dominar el mundo, simplemente quiere conquistar a la chica de sus sueños, que como se verá, no es algo fácil de conseguir.

Curtis es un experimentado guionista de comedias románticas, entre sus trabajos más conocidos se encuentran algunos notables del género como Cuatro bodas y un funeral (Four weddings and a funeral, 1994) y Un lugar llamado Notting Hill (Notting Hill, 1999). Cuando tiempo después decidió incursionar en la dirección cinematográfica decidió que solo rodaría cintas con guiones de su autoría, algo que ha cumplido desde el complicado rodaje de Love actually (2003), que cuenta una serie de historias entrelazadas durante una noche de Navidad en Londres.

Para Cuestión de tiempo, Curtis retoma el típico personaje apocado que tiene poco éxito en sus relaciones personales, es imposible no suponer que tras una serie de enredos terminará conquistando a la chica que siempre quiso. Pero el director y guionista decide incluir el recurso de los viajes en el tiempo para ponerle un poco de sabor al asunto, lo curioso es que decida utilizar un método tan extraño como absurdo para conseguirlo. Sin embargo, la selección de actores es lo suficientemente buena como para olvidarnos un poco de las trampas que nos ofrece la historia. Por ejemplo, la pareja conformada por el no muy conocido Domhnall Gleeson y una extrañamente encantadora Rachel McAdams, a pesar de la notoria diferencia de edades funciona muy bien en la pantalla. Aunque con poco tiempo a cuadro es importante la participación de Lydia Wilson como la hermana incómoda y sobre todo del veterano Bill Nighy, quien cuenta con el talento suficiente para hacer llevaderos los baches de una película que parece extenderse demasiado.

Puede acusársele y con justa razón, de ser sensiblera y cursi, sin embargo, Curtis decide alargar la historia en el momento justo en que terminan la mayoría de las comedias románticas, incluyendo un variopinto repertorio de las complicaciones cotidianas de la vida en pareja. Emotiva, divertida y con un repertorio musical pop muy aceptable, Cuestión de tiempo es una opción agradable si se va al cine en pareja, con un buen café y un ánimo poco exigente.

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