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Cartelera Retrospectiva: Dolor y gloria

El filme sigue los pasos de un reconocido cineasta español ahora en el retiro, que habita un elegante departamento en Madrid. Ante la inminente recuperación oficial de una de sus obras emblemáticas, decide reencontrarse con un antiguo colaborador, quien lo introduce en el mundo de la heroína.

Morelia, Michoacán, 07 de julio de 2019.- Almodóvar es uno de los favoritos de Cannes. De sus últimas nueve películas, seis han formado parte de la selección oficial que compite por la Palma de Oro. 

La presencia habitual del cineasta manchego en el certamen francés provoca reacciones encontradas entre los integrantes de la prensa internacional, pocas veces existe un claro consenso ante su obra, pero justamente tras la presentación de Dolor y gloria (2019), la balanza se inclinó favorablemente hacia él. 

Antonio Banderas con el premio a mejor actor y el reconocimiento para Alberto Iglesias por la banda sonora, confirman la buena disposición del Festival de Cannes para con el realizador español.

En Dolor y gloria, Almodóvar sigue los pasos de Salvador Mallo, un reconocido cineasta español ahora en el retiro, que habita un elegante departamento en Madrid. A pesar de vivir aquejado por fuertes dolores y ante la inminente recuperación oficial de una de sus obras emblemáticas, Salvador decide reencontrarse con un antiguo colaborador, quien lo introduce en el mundo de la heroína. 

A partir de ese momento, el director de cine comienza un recuento de su pasado: sus humildes inicios en un pequeño pueblo, la estrecha relación con su madre y un recorrido por sus antiguos amores. 

Almodóvar insiste en que ésta no es una obra necesariamente autobiográfica, pero las comparaciones son inevitables: la historia de un director de cine muy apegado a su madre, quien creció en un pequeño pueblo de España y que comenzó a destacar en los primeros años de la movida madrileña, son una clara referencia a su autor. 

Además, es Antonio Banderas quien encarna a un personaje que no solo adopta algunos manierismos del cineasta, sino que incluso se viste y peina como él. Por si fuera poco, debemos recordar que el actor ha compartido una larga historia al lado de Almodóvar desde que hiciera sus primeras incursiones en el cine a mediados de los años ochenta.

Si seguimos buscando paralelismos, encontraremos también el dolor físico como un elemento que comparte Almodóvar con su álter ego. Hace unos años, el cineasta vivió un periodo de grave decadencia física. Fuertes migrañas y dolores de espalda lo aislaron de buena parte de sus conocidos. Quizás también, al igual que su personaje protagónico, pasó por un prolongado periodo depresivo. 

Pero no es ésta una película quejumbrosa, en ella no se busca contar una historia desde el punto de vista de la pena. La llamativa paleta de colores del cineasta se mantiene intacta, al igual que sus ligeros guiños humorísticos. 

Almodóvar también atenúa el dolor físico mediante una serie de gráficos elaborados en computadora, presentando las causas del malestar de una manera no sólo didáctica sino también accesible, como si dijera al espectador: “este es el origen de mi dolor, ahora vamos a lo que sigue”. 

El dolor del título no hace referencia únicamente al sufrimiento físico producto de las enfermedades y acentuado por el paso del tiempo, es también un recuento del dolor emocional, de la nostalgia por el pasado y de saldar cuentas con la familia. 

También es una suma de los amores perdidos y de las tentativas reconciliatorias que terminan cerrando ciclos. En tanto que la gloria es vista por Almodóvar como la superación de los fracasos y la asimilación de la realidad, de manera que pueda volcarlos en el proceso creativo en tono confesional, como una forma de expiar sus deseos y al mismo tiempo, ofrecer un final esperanzador. 

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