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Cartelera Retrospectiva / El hombre de acero

Buscan revitalizar a la franquicia que sufrió un duro revés en 2006
Buscan revitalizar a la franquicia que sufrió un duro revés en 2006

Mientras la franquicia siga generando ingresos los fans podrán disfrutar una y otra vez de la misma película, con los mismos lugares comunes de un género que desde hace ya muchos años llegó a su punto de agotamiento

 

Morelia, Mich., 26 de junio de 2013.- Dice el crítico Jorge Ayala Blanco que existen dos clases de espectadores: “aquellos que siempre buscan la misma película y aquellos que siempre buscan una película diferente”. El hecho de que casi todos los filmes de superhéroes logren recaudaciones descomunales en la taquilla, nos indica que aquellos a quienes les gusta disfrutar de la misma fórmula pero con diferente disfraz, conforman un sector mayoritario de la audiencia.

 

El hombre de acero (Man of Steel, 2013), sexto largometraje del norteamericano Zack Snyder intenta revitalizar una franquicia que sufrió un duro revés en el 2006, con Superman returns de Bryan Singer, que resultó un tremendo fracaso en taquilla. Superman es uno de los más longevos personajes de la DC Comics y la versión que hizo Christopher Reeve en cuatro películas lanzadas entre 1978 y 1987, es la más reconocida por muchos de los fans que aún siguen la serie.

 

En un intento por desligarse de sus predecesoras, los productores de El hombre de acero, decidieron hacer algunos cambios sustanciales, al menos en la vestimenta: un traje de tonos más oscuros y textura más rugosa, así como evitar los calzones encima de los pantalones. Y ya encarrerados en las novedades, los productores se decantaron por un joven protagonista que resulta prácticamente desconocido para el gran público, el actor de origen británico Henry Cavill. Pero eso fue todo, ahí terminaron las innovaciones.

 

La película comienza con lo que ya es muy conocido: la apresurada fuga de Kryptón, un planeta al borde del colapso, su posterior la llegada a la Tierra con un aterrizaje en una granja del centro de los Estados Unidos. A partir de ahí, la cinta se mueve en flashbacks, evocando imágenes de la infancia del héroe y su difícil adaptación al entorno humano. Tras la reaparición del villano Zod, que como era de esperarse, es muy malo y además tiene como muy previsible objetivo acabar con la raza humana, todo se convierte en una vorágine de peleas sin sentido (¿para que pelean si no pueden hacerse daño?), destruyendo todo lo que encuentran a su paso y con la complicidad del metraje que oculta por supuesto, las pérdidas civiles.

 

En casi dos horas y media desfilan ante nosotros todos los clichés habidos y por haber en esta clase de productos: la chica linda que es rescatada por el protagonista, la salvación del mundo en el último minuto (aunque media ciudad de Nueva York quede completamente destruida), los buenos que son muy buenos y los malos que son malísimos, el ejército de los Estados Unidos como máximo ejemplo de rectitud y así por el estilo, suficiente para colmar la paciencia de los espectadores menos condescendientes.

 

No hay mucho que decir del elenco, si acaso destacar la torpeza de Amy Adams (o de su personaje), como la avispada reportera del Daily Planet, quien cuelga como un apéndice innecesario de una historia a la que ingresa con un tierno episodio de ñoñez: una improbable y facilona incursión en una instalación militar.

 

Al menos Zack Snyder se mantiene dentro de su línea: 300 (2006), Sucker Punch (2011) y The Watchmen (2009), nos dan una idea del tipo de película que le gusta hacer. Ya se prepara una segunda parte de El hombre de acero, que dirigirá el propio Snyder, así que mientras la franquicia siga generando ingresos los fans podrán disfrutar una y otra vez de la misma película, con los mismos lugares comunes de un género que desde hace ya muchos años llegó a su punto de agotamiento.   

 

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