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Cartelera Retrospectiva / Ginger & Rosa

Ahora que el filme está en el cine, es una gran oportunidad para apreciar una obra delicada e inteligente, de esas que han escaseado este año en la cartelera
Ahora que el filme está en el cine, es una gran oportunidad para apreciar una obra delicada e inteligente, de esas que han escaseado este año en la cartelera

Con guión de su autoría y algunos guiños autobiográficos, Sally Potter nos sumerge en la caótica década de los sesenta, a través de los ojos de dos adolescentes británicas que viven al son de los años que les tocó vivir

Morelia, Mich., 31 de julio de 2013.- Sally Potter fue invitada de honor en la más reciente edición del Festival de Cine de Morelia. Dicho certamen fue el marco de presentación en nuestro país de Ginger & Rosa (2012), séptimo largometraje de la cineasta londinense. Meses después, el filme comenzó su peregrinar por los circuitos de arte con un número muy limitado de copias. Por estas fechas aterrizó nuevamente en la capital michoacana, última oportunidad para verla en cine ahora que ya está disponible en formato casero.

Con guión de su autoría y algunos guiños autobiográficos, Sally Potter nos sumerge en la caótica década de los sesenta, a través de los ojos de dos adolescentes británicas que viven al son de los años que les tocó vivir, en una época donde todo parece estar al borde del cambio, ellas descubren la rebeldía y el sexo. Ginger y Rosa crecen juntas, el destino las reúne desde su nacimiento, hecho que crea entre ellas un estrecho parentesco emocional. Pero el abandono temprano de uno de los padres y las diferencias cada vez más marcadas en sus aspiraciones distanciarán cada vez más a las jóvenes amigas.

Sally Potter retrata con notable maestría una época y un momento de la historia que resultará, para quienes no lo vivimos, solo un suceso que se lee de paso en los libros de texto: la llamada “Crisis de los misiles en Cuba”, que en Octubre de 1962 llevó al planeta al borde de la extinción, ante la amenaza de ataques con armas nucleares entre las principales potencias de ese tiempo. Mientras tanto, los jóvenes encogían sus jeans en la bañera y alaciaban sus cabellos con la plancha de mamá, pero también empezaban a ver el mundo de una manera distinta a la de sus padres, escuchaban otro tipo de música, daban más importancia a la libertad sexual y salían a las calles a protestar contra la bomba atómica (de hecho el nombre original del proyecto era “Bomb”).

Ginger & Rosa también puede verse como una cinta feminista. Es claro el contraste entre los personajes femeninos adultos como guías y tutoras, mientras que la figura masculina enmascara su machismo e inmadurez con una actitud supuestamente liberal pero irresponsable. Ginger representa la marcha hacia adelante, con su interés en las artes y el activismo; en tanto que Rosa una chica religiosa y que explota su sexualidad, anticipa una vida sumisa y amargada.

El elenco es inmejorable, empezando por Ellen Fanning, a quien conocimos en Somewhere (2010), y Super 8 (2011), hace un trabajo estupendo. Alice Englert, lo hace bien pero su papel se ve opacado a media película cuando la historia se centra en el personaje de Fanning. El resto hace un trabajo que merece reconocimiento: Christina Hendricks, Annette Bennning, Alessandro Nivola, son acompañados por notables actores de reparto.

Después de películas como Orlando (1992), adaptado de una novela de Virginia Woolf o el drama étnico Yes (2004), Ginger & Rosa se presenta como la película más accesible de la cineasta británica. Pero no nos dejemos engañar, la sencillez de su desarrollo y de la historia que cuenta son de las mayores virtudes de la cinta. Ahora que está en el cine, es una gran oportunidad para apreciar una obra delicada e inteligente, de esas que han escaseado este año en la cartelera.

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