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Cartelera Retrospectiva / La ladrona de libros

El filme cuenta con lo suficiente para mantener atenta, durante poco más de dos horas, a una audiencia demasiado predispuesta
El filme cuenta con lo suficiente para mantener atenta, durante poco más de dos horas, a una audiencia demasiado predispuesta

Es la historia de Liesel, una niña cuya madre es enviada a un campo de concentración; esto ocurre durante el apogeo de la política de exterminio que emprendió el régimen nazi, pero en medio de los horrores de la guerra ella encuentra consuelo robando libros y compartiéndolos con otras personas

Morelia, Michoacán, 12 de febrero de 2014.- Cada año se editan en Estados Unidos una cantidad enorme de películas y novelas que tocan el tema del genocidio de millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial, es imposible determinar hasta qué punto puede seguir reinterpretándose esta etapa de la historia sin que se convierta en un simple fenómeno mercadológico. La ladrona de libros (The book thief, 2013), es apenas el segundo trabajo para cine del británico Brian Percival, con el que logró colarse a las nominaciones de los premios Oscar y los Globos de Oro, gracias a la música creada por John Williams, un colaborador recurrente de las grandes producciones hollywoodenses.

La película está basada en la obra homónima del joven escritor australiano Markus Zusak, best seller que está editado en español por DeBolsillo. Narrada desde el punto de vista de la muerte (sí, la mismísima parca), la historia cuenta como una pareja madura acoge a Liesel, una niña cuya madre es enviada a un campo de concentración por sus ideas comunistas y tiempo después hacen lo propio con un joven de origen judío al que ocultan en el sótano de su casa. Esto ocurre durante el apogeo de la política de exterminio que emprendió el régimen nazi en los campos de Alemania y Polonia. Pero en medio de los horrores de la guerra, la pequeña Liesel encuentra consuelo robando libros y compartiéndolos con otras personas.

Hay que reconocer el trabajo en la dirección de Percival, quien intenta ser mesurado, que trata de esquivar (aunque sin mucho éxito), los tentadores recursos del melodrama llorón. Con una puesta en escena no muy espectacular pero cumplidora y un tono completamente enfocado a agradar a un público maduro e hipersensible, el filme cuenta con lo suficiente para mantener atenta, durante poco más de dos horas, a una audiencia demasiado predispuesta.

Pero lo más rescatable es el gran trabajo y la encantadora presencia de la adolescente canadiense Sophie Nélisse, quien ya mostraba cosas interesantes desde su debut en el extraordinario drama escolar Monsieur Lazhar (2011). La acompañan el australiano Geoffrey Rush, con un papel que no marcará diferencia en su ya larga carrera, así como la irreconocible Emily Watson, en un personaje más demandante, aunque se ve ya muy lejos de lo que pudo mostrar en el drama místico de Lars Von Trier, Rompiendo las olas (Breaking the waves, 1996).

Una de las cosas que más molestan de la cinta, es que a pesar que la narración transcurre en Alemania, está hablada en inglés con un impostado acento alemán, por si esto fuera poco, le agregan retazos de la lengua germana en algunos diálogos, conformando una extraña mescolanza de idiomas totalmente innecesaria. Hay que reconocer que Percival lo intenta, pero La ladrona de libros no agrega nada a la ya muy abultada filmografía del holocausto, no obstante, puede encontrar su público entre quienes evitan las más insulsas comedias románticas pero que al mismo tiempo buscan una cinta reconfortante y digerible (en nuestro país ha tenido un modesto pero rentable desempeño); pero definitivamente el tono edulcorado y melodramático de la cinta alejará a quienes no somos asiduos lectores de best sellers.

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