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Cartelera Retrospectiva / Seis sesiones de sexo

Seis sesiones de sexo es apenas el cuarto largometraje de Ben Lewin
Seis sesiones de sexo es apenas el cuarto largometraje de Ben Lewin

Es una comedia independiente de bajo presupuesto; a pesar de la escasa publicidad, el filme ha generado cierto interés debido a su exitoso paso por los festivales de Sundance y San Sebastián

 

Morelia, Mich., 23 de junio de 2013.- Seis sesiones de sexo (The sessions, 2013), es una comedia independiente de bajo presupuesto, que por estas fechas hizo su presentación en tierras michoacanas. El filme representa apenas el cuarto largometraje del veteranísimo australiano (de origen polaco) Ben Lewin, quien cuenta con amplia experiencia en documentales y series televisivas. A pesar de la escasa publicidad, el filme ha generado cierto interés debido a su exitoso paso por los festivales de Sundance y San Sebastián.

 

Con guión del propio Lewin, basándose principalmente en un artículo del periodista parapléjico Mark O’Brien, “On seeing a sex surrogate”, publicado a principios de 1990, Seis sesiones de sexo cuenta como el autor decide, cuando ronda los cuarenta años de edad que es momento de tener su primera experiencia sexual, para lo cual recurre al consejo del párroco de la iglesia católica a la que asiste y a los servicios de una peculiar terapeuta sexual, que en tan solo seis sesiones lo llevará a conocer los placeres de la carne. Todo el proceso será minuciosamente registrado en un artículo que el protagonista escribe para una importante publicación. El propio Mark O’Brien (muy bien interpretado por John Hawkes), además del periodismo, se dedicó a la poesía y fue en su tiempo, un ferviente activista en favor de los derechos de las personas discapacitadas.

 

Narrada con gran naturalidad y humor, la historia muestra al margen de las capacidades físicas de su protagonista, que también siente y desea, que sabe que quiere completarse como su persona y que para ello debe perder su virginidad. Su firme convicción católica (O’Brien siempre afirmó que su religión fue factor importante para ayudarle a sobrellevar su condición), hace que cobre importancia el papel de William H. Macy (estupendo con curiosa cabellera dorada), como mentor y comprensivo cura (casto, por cierto), con quien el periodista comparte sus cada vez más intensos deseos sexuales. Y también es para destacar la personalidad que brinda Helen Hunt  a su personaje, una singular terapista sexual que al final del día debe reportarse con su familia y pagar los gastos de su hipoteca, sin por ello dejar de tener fuertes sentimientos encontrados respecto a su actividad.

 

Seis sesiones de sexo, tiene la virtud de excluir lecciones de moral y toda clase de excesos melodramáticos que hubieran sido el desastre total, tampoco se excede en el metraje y no cuenta nada más allá de lo necesario. Aunque se le pueda acusar de que privilegia la ligereza sobre el estímulo intelectual, es una película altamente recomendable, divertida y optimista.

 

 

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