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Edgar Ramírez y Jonathan Jakubowicz presentaron “Manos de piedra” en el FICM

Puede funcionar como entretenimiento, pero por momentos carece del dramatismo e intensidad que merece una buena película de boxeo
Puede funcionar como entretenimiento, pero por momentos carece del dramatismo e intensidad que merece una buena película de boxeo

La película hace un recuento por los acontecimientos más importantes en la vida del boxeador canalero Roberto Durán; su difícil infancia en un barrio marginal de la capital panameña, sus primeros triunfos y su cercana relación con el entrenador Ray Arcel, quien lo preparó para los vibrantes enfrentamientos contra el norteamericano Sugar Ray Leonard

Morelia, Michoacán, 28 de octubre de 2016.- El actor Édgar Ramírez y el director Jonathan Jakubowicz presentaron la noche del jueves la película biográfica Manos de piedra (Hands of Stone, 2016), segundo largometraje que dirige el cineasta venezolano, el filme está inscrito en la sección de estrenos del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). La cinta tuvo su premier oficial en el Festival de Cannes, en donde se presentó en una función especial fuera de competencia. Desde finales de agosto pudo verse en la cartelera estadounidense con resultados más bien discretos, mientras que en la capital michoacana empieza su recorrido por Latinoamérica (salvo Panamá en donde también ya se estrenó).

Roberto Durán, es un ex boxeador panameño conocido como “Manos de piedra” por la fuerza de su pegada. Es considerado por los expertos como uno de los más grandes boxeadores de todos los tiempos. La película, con guión del propio Jakubowicz, hace un recuento por los acontecimientos más importantes en la vida del campeón canalero. Su difícil infancia en un barrio marginal de la capital panameña, sus primeros triunfos y su cercana relación con el entrenador Ray Arcel, quien lo preparó para los vibrantes enfrentamientos contra el norteamericano Sugar Ray Leonard.

Durante la rueda de prensa previa a la presentación de la película, Jakubowicz habló acerca de la importancia de mostrar una figura relevante y positiva para los latinoamericanos, en contraste con las producciones que promueven estereotipos criminales como el narcotráfico. Es una coproducción panameño-estadounidense, pero el cineasta venezolano insiste en que desde su perspectiva ésta es una película latina con actores norteamericanos.

El actor Édgar Ramírez comentó la importancia de presentar un personaje relevante de Latinoamérica con sus virtudes y defectos. Habló acerca de arduo trabajo físico que tuvo que desarrollar durante un año para aprender todos los entresijos del boxeo, incluso asegura que se contó durante algún tiempo con la asesoría del propio Roberto Durán.

La película aprovecha la relación tan estrecha que existe entre los dos países para hacer más atractiva la historia. Durán era hijo de un soldado estadounidense y una joven panameña de extracción humilde. Durante su difícil infancia “Manos de piedra” no conoció a su padre, quien regresó a su país abandonando a la mujer e hijos. Hecho que agravó el resentimiento del boxeador hacia todo aquello que le recordara a los Estados Unidos.

Uno de los aspectos más destacados del guion es la utilización de la tensa relación entre Panamá y Estados Unidos por la propiedad del canal. Declaraciones de archivo de Ronald Reagan queriendo conservar el canal como propiedad estadounidense, el acuerdo entre Jimmy Carter y el mandatario panameño Omar Torrijos para la devolución del canal el último día de 1999, así como la misteriosa muerte del propio Torrijos, van apareciendo puntualmente en la pantalla como acompañamiento de las peleas de Durán.

Vale la pena destacar el gran trabajo de Édgar Ramírez encarnando a legendario boxeador, también lucen Robert de Niro como su entrenador y Usher Raymond en el papel de su máximo oponente. La cinta es ágil, amena y cuenta con interesantes valores de producción, pero su enfoque es demasiado convencional, incluso complaciente. Puede funcionar como entretenimiento, pero por momentos carece del dramatismo e intensidad que merece una buena película de boxeo.

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