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Carlos Luna, ejemplo de valentía y defensa de los bosques

Integrante de la Brigada 325, Carlos es un combatiente forestal de Morelia y su principal preocupación es la conservación de los recursos naturales

Morelia, Michoacán, 29 de abril de 2021.- Carlos Luna siempre ha vivido en el campo, para él trabajar la tierra significa un esfuerzo porque alimenta a su familia, pero, además, le da orgullo el tener la oportunidad de cuidarla cada temporada de estiaje, cuando se presentan los incendios, en las áreas boscosas de Morelia.

Miembro de la Brigada 325 de la Comisión Forestal del Estado, comenta que varios de sus familiares, hermanos y sobrinos, también son combatientes forestales, porque no lo ven solo como un trabajo temporal de tres meses, para ellos constituye una forma de contribuir y realizar una labor para la que pocas personas están comprometida, el cuidado del medio ambiente.

La verdad nos gusta cuidar el campo, somos de rancho, es algo malo que se queme, se afecta mucho, tenemos ya desde el 2009 participando año con año y nos gusta la chamba esta y pues son tres meses los que trabajamos, pero lo hacemos con ganas, somos de rancho de allá de San José de las Torres”, cuenta con gran orgullo Carlos.

Para combatir el fuego en un incendio natural, no solo se necesitan conocimientos técnicos, cuenta Carlos, se requiere que quien forme parte de este trabajo quiera al bosque y a la naturaleza, que conozca el valor y riqueza que representan para los seres humanos contar con la vegetación y la fauna, ya que a través de los árboles se obtienen servicios ambientales que con dinero sería incalculable pagar, tan solo con la generación de aire limpio a través del oxígeno, refugio o hábitat de especies animales, así como la producción de agua en los mantos friáticos, entre muchos otros.

El combatiente forestal, oficio al que en los últimos años se le ha tomado relevancia por el riesgo y complejidad de la tarea que realizan cada temporada de calor, considera que no es fácil su labor, pero en lo personal lo hace con agrado y con la conciencia de la importancia que reviste el cuidado, conservación y preservación de los recursos naturales de Morelia, municipio del cual es originario.

Mejor que no hubiera incendios, pero cuando hay se deben atacar porque se deteriora mucho, se acaba el agua, se daña el aire. No es fácil, pero ni modo, hay que entrarle. En tiempo libre nos ponemos a podar los árboles para que cuando llegue el fuego no los agarre tan fácil”.

Cuenta que su familia se preocupa constantemente por él, por su hermano y sus sobrinos que han decidido arriesgar su integridad física, incluso su vida, por la convicción de la protección y defensa del medio ambiente.

Si se preocupan, pero algo hay que hacer, de todos modos, hay que echarle ganas, con cuidado más que todo”.

Al menos durante los últimos tres años, se ha mencionado en Michoacán que arriba del 90 por ciento de los incendios que se registran en la entidad son intencionados, es decir, tienen que ver con acciones que el ser humano realiza para dañar los bosques y otro tipo de ecosistema, con la finalidad de realizar cambios de uso de suelo, cuyo principal objetivo es la introducción de cultivos frutícolas, como el aguacate.

Pocas conflagraciones son ya por descuido, es decir, por fogatas que se quedan encendidas o por colillas de cigarro que se arrojan sin apagar.

Es ahí cuando Carlos Luna reflexiona sobre la forma en la cual parte de la sociedad se encuentra alejada de los problemas que aquejan a sus municipios o ciudades, poco participan, asegura, cuando se trata de apoyar causas como el cuidado y defensa de sus áreas naturales.

Hay personas que nunca hacen nada, nada más en redes, en el Face dicen que hay que cuidar el pulmón de Morelia, no hacen nada, se escandalizan, todo eso, pero nunca suben a apoyar con nada”.

Es ahí cuando, decidido, afirma que si los combatientes forestales no estuvieran comprometidos con la causa, se perderían mucha riqueza natural cada temporada de estiaje, “es riesgoso, pero si no mantiene uno esto, se va a acabando el agua, se va acabando y con el fuego se acaban mucho más los árboles. Sí lo vamos a seguir haciendo, sí nos gusta este trabajo”.

Lo que más pesar le causa a Carlos es la forma en que los árboles se dañan, pero también la fauna sufre las consecuencias devastadoras del fuego cuando se registran incendios, “todo lo que se afecta de la fauna, los animales, pobres animales que se queman, hemos hallado zorrillos, tlacuaches intentando escaparse del fuego y quedan en la línea ya, por eso les encargamos mucho”.

Pero Carlos no solo alza la voz, además de ser parte de la solución, invita a los michoacanos a sumarse de forma decidida, como lo hacen los integrantes de la Brigada 325 y el resto de sus compañeros de lucha.

Invitarlos a que cuiden el bosque porque es muy feo que se acabe, tardan muchos años en regenerarse y por eso hay que cuidarlos. Suban para acá a la Loma de Santa María, al bosque, pero tengan cuidado de no hacer fogatas, no tirar colillas de cigarro y si hacen fogata que la rodeen bien con piedras que estén seguros que está controlada y si miran algún incendio que lo reporte y de alguna forma salimos a atenderlo”.

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