Editoriales

Alianzas ocasionadas / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

En los últimos tiempos la derecha representada por el PAN y una de las izquierdas representada por el PRD han formado alianzas coyunturales para enfrentar al PRI, lo reiteran en Veracruz. La teoría política indica que la causa última de los partidos es el poder, aunque las ideologías mueran de nada o todo.

Morelia, Michoacán, 07 de febrero de 2016.- El sistema de partidos envejeció prematuramente, ha sido mucha la codicia que las ideologías quedaron anuladas, acaso hacen las veces de referentes que riñen con el presente para conducir a las franquicias electorales al extremo del pragmatismo.

Sin recato se han tejido alianzas que al más puro estilo maquiavélico buscan el poder por el poder como medio y fin, la declaración de principios, estatutos y otros documentos fundacionales son un formulismo inerte, lo que realmente importa es la elección en puerta. Escenario descarnado.

Hace unos días se aprobó en Veracruz la alianza entre el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Acción Nacional, Ricardo Anaya y Agustín Basave han rubricado el acuerdo para impulsar la candidatura de Miguel Ángel Yunes Linares, quién lo dijera, ahora respaldado por el Sol Azteca del que fuera probado adversario. Lo dicho, ya no hay memoria.

PAN y PRD buscan la gubernatura veracruzana que actualmente está en manos del PRI a través de un impresentable Javier Duarte de Ochoa, es la entidad en la que se ha masacrado periodistas y la represión es una de las malas artes de la actual administración.

La alianza entre PRD-PAN se llama Unidos para rescatar Veracruz, el dirigente de Acción Nacional dijo que va por la alternancia, el de la Revolución Democrática señaló que construirán un gobierno estable y democrático. Continúa la desmemoria.

Es conveniente revisar algunos antecedentes de los partidos ahora vinculados por una alianza de ocasión, el PRD asomaba a la vida pública institucional en 1989 tras ceder su registro el Partido Mexicano Socialista que dirigía una figura legendaria  de la izquierda mexicana, nos referimos a Heberto Castillo. Pronto el PRD recibiría el bautizo de sangre a manos del salinato, muchos militantes fueron asesinados en ese lapso fundacional.

En contraparte, el Partido Acción Nacional se aliaba programáticamente con el gobierno federal, en voz del entonces líder de sus diputados federales, Diego Fernández de Ceballos, pidió desde la más alta tribuna incinerar las boletas electorales que fueran indicio clave que probaba las anomalías de los comicios de 1988. Algunos panistas conspicuos afirmaban, sin ambages, que la victoria de Salinas de Gortari representaba, para ellos, un triunfo cultural.

Al pasar los primeros años el PAN comenzó a ganar mayores espacios electorales, primero en Baja California, en lo que se le denominara “concertacesiones”; se reformaban algunos artículos constitucionales como el 27 y el 130. PRD y PAN estaban en esquinas encontradas.

Dicen que en política nada es para siempre, en los últimos tiempos la derecha representada por el PAN y una de las izquierdas representada por el PRD han formado alianzas coyunturales para enfrentar al PRI, lo reiteran en Veracruz. La teoría política indica que la causa última de los partidos es el poder, aunque las ideologías mueran de nada o todo.

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