Editoriales

Protocolos de actuación / Gonzalo Gabriel Estrada Cervantes

El autor es licenciado en Derecho, especialista en Derecho Agrario; Maestro en Ciencias en Desarrollo Rural Regional; Maestro en Derecho Ambiental y de la Sostenibilidad; Diplomado en la Unión Europea
El autor es licenciado en Derecho, especialista en Derecho Agrario; Maestro en Ciencias en Desarrollo Rural Regional; Maestro en Derecho Ambiental y de la Sostenibilidad; Diplomado en la Unión Europea

El Comisionado Castillo dice que Michoacán aportará protocolos de actuación, si la estrategia resulta, para replicarlo a otras partes del México. Y bueno adelante si sirve para “desfacer otros entuertos”; pero más bueno sería tener protocolos de actuación para que no se llegara a los extremos de impunidad y corrupción

México, D.F., 28 de enero de 2014.- Escuchado lo escuchado de parte del Comisionado Castillo sobre Michoacán, la otra parte de la historia, quizás ya no de terror, está por escribirse. El caso Michoacán, Castillo dice, dará protocolos de actuación para otras entidades de la República.

Michoacán siempre ha dado la nota desde antes de las revueltas “independentistas y revolucionarias”. Nadie puede regatearle el aporte intelectual a la patria de mujeres y hombres en materia de derechos fundamentales en una época que se fue para en jamás volver.

Nadie puede tampoco negar que Michoacán aporta productos agropecuarios a México y el mundo; como nadie puede desdecir que mucho tiempo ha producido otro producto del campo como la mariguana hasta evolucionar a drogas sintéticas. Drogas antaño con destino a la Unión Americana, y hogaño surten cualquier resquicio del mercado local, nacional e internacional.

Todos contentos y quizás también cómplices del trapicheo de la droga y otras mercancías de dudosa procedencia cuando pocos cárteles controlaban el negocio y la autoridad miraba para otra parte.

Pero al igual que los partidos políticos a los cárteles les ganó la ambición de sus miembros de dinero y poder. Ahí comenzó pues el acabose del millonario negocio. Y se han escindido los grandes dando lugar a cárteles y cartelitos. Y entre pocas y muchas ratas se pelean los quesos.

Ya en el Michoacán contemporáneo los grupos de los “sedicentes políticos” desde 1987 mantienen al Estado en un estado del caos y la anarquía. Con sus frecuentes golpes de Estado dados a Luis Martínez Villicaña y a Eduardo Villaseñor Peña. Y lo convirtieron con ayuda entonces de Carlos Salinas de Gortari en el laboratorio político electoral del país.

Y ahora el Comisionado Castillo dice que Michoacán aportará protocolos de actuación, si la estrategia resulta, para replicarlo a otras partes del México. Y bueno adelante si sirve para “desfacer otros entuertos”; pero más bueno sería tener protocolos de actuación para que no se llegara a los extremos de impunidad y corrupción que, entre otras causas, han dado origen a la situación desbordada de violencia que se vive en esa rica región de Michoacán como es la tierra caliente.

La delincuencia organizada existe precisamente porque se da con la complacencia y participación activa o pasiva de la autoridad; de otro modo gente con escasa preparación por muy “vivos” que sean no pueden llegar a desarrollarse tanto en el mundo delincuencial.

Un tío con esas fachas publirrelacionista y vocero. Qué dirán los comunicólogos y periodistas. Ahora solo esperamos que los detenidos “canten” con quiénes estaban coludidos de la autoridad para poder andar impunemente por los caminos de Michoacán.

Y entonces sí será un gran aporte esos protocolos de actuación para evitar, con castigo no ejemplar sino solo aplicando la Ley como es, que se sigan replicando esos hechos de violencia, impunidad y corrupción a lo largo y ancho de nuestro México.

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