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El peligroso oficio de la política y la derecha

Los liderazgos de derecha que quieran participar en política deben tener en cuenta que no es un trabajo más, sino un oficio que exige muchísimo valor

Morelia, Michoacán, 27 de febrero de 2023.- La política es como la viruela, si no te mata, te deja picado. Con ese refrán se despedía un conocido comentarista político al final de su colaboración radiofónica, queriendo decir que la política es una actividad de alto riesgo, que te puede costar la vida, pero que, al mismo tiempo, es una actividad que atrae muchísimo a personas de diferentes condiciones. 

Y tenía razón: la política ha sido uno de los oficios más peligrosos que han existido a través de la historia de la humanidad. Una opinión, una crítica, una firme convicción les ha costado a diferentes personajes el destierro, la cárcel y la vida.

Esto es porque con el poder (razón principal para participar en la política) se pueden obtener muchísimos beneficios: algunos personales, otros en favor de la sociedad; algunos lícitos, otros no; dinero, autoridad, prestigio, gloria póstuma. Lo anterior además se adereza y se mezcla con grandes egos que entran en competencia, con fundamentalismos, engaños y un largo etcétera. La política es, pues, un elíxir adictivo que como toda droga lleva a algunas personas a hacer cosas terribles.

Ahora bien, en Occidente desde la generalización de la democracia al término de la Segunda Guerra Mundial la política se fue convirtiendo en algo menos arriesgado. Se le comenzó a considerar como una carrera profesional más, donde los técnicos podían aplicar sus conocimientos y donde solamente hacía falta un poco de carisma para ser electo sin la necesidad de arriesgar nada en el plano personal.

La ilusión de que la política es un oficio más, un engranaje más de la sociedad, se ha extendido principalmente entre lo que llamábamos la derecha política. Esto ha ayudado a que la derecha haya perdido cualquier noción ideológica o proyecto social a futuro, pues los tecnócratas no están interesados en pensar, debatir, ni construir ningún tipo de proyecto político que supere su propia esfera profesional. Esta es una de las razones por lo que la derecha actualmente se encuentra sin espíritu, indefensa, travestida y endeble. 

Algunos políticos o líderes políticos contrarios al globalismo o a la izquierda autoritaria aún tienen alguna noción de proyecto y esto ha sido suficiente para arrastrar una gran ola de apoyo popular que los ha catapultado al poder o a sus inmediaciones. El problema es que han interiorizado de tal manera que la política es un trabajo cualquiera que cuando es necesario subir la apuesta han cedido como Donald Trump o han salido huyendo como Bolsonaro. Únicamente, para sorpresa de nadie, los obispos católicos han decidido dar la cara en favor de la dignidad del hombre en China, Vietnam y Nicaragua a costa de su propia libertad. 

Por el contrario, algunos líderes izquierdistas (que no los globalistas) han ofrecido una resistencia política a costa de su patrimonio o de su libertad. No diremos que todos son héroes, pero en la actualidad tienen más arrestos para pelear por sus ideales, por más equivocados que estén, que los liderazgos de la derecha.

La derecha se encuentra actualmente derruida en muchos de sus frentes y casi condenada a la extinción. Si se va a reconstruir y ofrecer un proyecto viable, los liderazgos de derecha que quieran participar en política deben tener en cuenta que no es un trabajo más, sino un oficio que exige muchísimo valor. 

Lo que Ucrania nos mostró (Por: Guillermo López Contreras)

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