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Amar al pecador, pero no al pecado (Por: Alejandra Ortega)

Dios y la Iglesia aman al pecador pero no al pecado. Los mandamientos y las reglas son para todos igual. Nadie rechaza al homosexual, como tampoco nadie rechaza a los divorciados, lo que se rechaza es el pecado.

Morelia, Michoacán, 02 de agosto de 2022.- ¿Cuántas veces hemos escuchado frases como que “la Iglesia no rechaza a nadie”, o aquella de que “Dios Padre no reniega de sus hijos”?

Y aunque éstas encierran una verdad, son también fácilmente manipuladas a favor de lo que cada uno quiera de ellas, convirtiéndolas en frases trilladas y tramposas.

Así es como integrantes de un colectivo LGBT de esta ciudad las usaron y sacaron de contexto, luego de acusar al obispo de la Arquidiócesis de Morelia, Mons. Hércules Medina Garfias, de “incitar al odio” en su homilía dominical.

Para nadie es un secreto que estos grupos tienen especial enfado y hasta odio hacia la Iglesia Católica, sí, la Católica, no hacia el islam, no hacia el judaísmo, no hacia el hinduísmo o budismo.

Según estos grupos radicales, la Iglesia debe aceptar a todas las personas, igual que Dios lo hace. Bueno, pues sí, es cierto eso.

Pero el detalle que ellos omiten, por ignorancia o por conveniencia, es que Dios y la Iglesia aman al pecador pero no al pecado. Gran detalle. Y los mandamientos y las reglas son para todos igual.

Nadie rechaza al homosexual, como tampoco nadie rechaza a los divorciados, lo que se rechaza es el pecado. En este caso, el no ser castos.

La castidad la debemos cumplir todos los católicos, casados o solteros, sin excepciones, pero esta parte es la que omiten tomar en cuenta quienes han acusado al obispo, todo con tal de victimizarse.

Así, queda claro que ellos son los que deciden separarse de la Iglesia, por su propia voluntad y libertad, la libertad que les da Dios, al que dicen seguir.

Es posible que algunas de estas personas que están en estos colectivos LGBT, sí busquen vivir en castidad y quieran acercarse a la Iglesia, pero seamos sinceros, la gran mayoría de ellos no, no les interesa la religión y no están dispuestos tampoco a eximirse de tener relaciones sexuales.

Por ello, estos ataques no son más que políticos y usan a la Iglesia Católica como bandera para decirse odiados, por quien no los odia.

De regreso a las energías «sucias» (Por: Alejandra Ortega)

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