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El Quinazo de la 4T (Por: Rubén Alcántar)

La 4T en lugar de ir hacia adelante avanza en reversa, y es necesario reforzar uno de los pilares del discurso que los llevó al poder, el combate a la corrupción, por ello la urgencia de buscar culpables, de dar señales que la corrupción no será tolerada

Morelia, Michoacán, 17 de julio de 2020.- Durante los últimos días, y dejando de lado todo el disparate económico y de salud que asedia a nuestro país, uno de los temas centrales en la opinión pública nacional, sin lugar a dudas ha sido la reciente aprehensión del ex mandatario Chihuahuense César Duarte, el cual se suma a la extradición del ex director de PEMEX Emilio Lozoya y de la polémica detrás de Tomás Zerón ex director de la extinta agencia de investigación criminal (AIC).

“En política no hay casualidades” lo ha dicho el mismo presidente, y en este caso por supuesto que para nada es una casualidad; el mal manejo de la pandemia, la inminente debacle económica, la inseguridad, las acusaciones de corrupción interna, el fantasma de un regreso al estatismo presidencial de los 70´s, han sido algunas de las coyunturas que evidentemente han deteriorado la imagen, tanto del presidente como de su cuarta transformación.

Ante estos errores/dificultades se debe buscar una solución inmediata, un resultado palpable para el electorado, se necesita una acción tangible que demuestre que se está haciendo algo dentro del gobierno, y por supuesto, como todo en la 4T se utiliza las viejas mañas del más rancio, añejo y corrupto PRI. Una constante en el viejo presidencialismo, desde siempre resultó ser aquella practica en la que, cuando el panorama se tornaba complicado y se buscaba legitimidad, la acción inmediata era “perseguir” al gobierno anterior.

La historia comienza con el fin del “maximato”, cuando el presidente Lázaro Cárdenas exiliara al ex presidente Plutarco Elías Calles, dándole legitimidad a su gobierno y alejándose de aquella sombra de este periodo histórico; la usanza de esta vieja práctica jamás concluyó, le sucedió bastantes años después en el gobierno del presidente De La Madrid, cuando en medio de una crisis económica la manera de obtener su legitimidad se obtuvo por medio de la tan vitoreada “renovación moral” en la cual el sacrificado fue el famosísimo Arturo “Negro” Durazo, amigo cercano del presidente anterior López Portillo y acusado en aquel entonces de un obsceno enriquecimiento ilícito.

La práctica continuó a inicios del “Salinismo” en medio de una polémica electoral y con aún marcados estragos de la crisis económica del sexenio anterior urgía la legitimidad presidencial, el sacrificado en esta ocasión resultó ser Joaquín Hernández Galicia “La Quina” ex líder del sindicato petrolero, y de un no tan conocido Carlos Jongitud Barrios, separado del SNTE; para el sexenio siguiente, igual, en medio de una crisis política y económica, la legitimación fue la misma, ir a por el predecesor, en este caso en el gobierno de Ernesto Zedillo el sacrificado fue nada más y nada menos que el hermano del ex presidente inmediato, Raúl Salinas de Gortari, como siempre, no sirvió de mucho para el ciudadano de a pie, pero el impacto mediático por supuesto que ayudó al gobierno en turno.

Los gobiernos panistas se salvan un poco en este sentido, puesto que sus encarcelamientos mediáticos en busca de la legitimación fueron en otro sentido; sin embargo con la vuelta del PRI al poder al mando de Enrique Peña Nieto volvieron las viejas prácticas, y la primera fue el ya apodado “quinazo” para buscar la legitimación, en este caso la sacrificada fue la lideresa de la CNTE, Elba Esther Gordillo, quien precisamente quedara al frente posteriormente a la persecución del ya mencionado Jongitud Barrios, funcionó por un momento y cuando el “nuevo PRI” comenzaba a desmoronarse en medio de escándalos de corrupción el sacrificado fue ahora un compañero de partido, el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, intentando dar la señal de que en el gobierno no sería permitida la corrupción, el desenlace ya todos lo conocemos…

En este caso la legitimidad no es un problema, estamos frente a uno de los presidentes más legítimos de nuestra historia, sin embargo la crisis generalizada en el gobierno exige resultados, la 4T en lugar de ir hacia adelante avanza en reversa, y es necesario reforzar uno de los pilares del discurso que los llevó al poder, el combate a la corrupción, por ello la urgencia de buscar culpables, de dar señales que la corrupción no será tolerada, todo esto a pesar de que evidentemente esta se combate de la puerta de palacio de gobierno hacia afuera, hacia adentro se omite.

El resultado de todo este alboroto históricamente ya lo conocemos, caerán algunos peces medianamente gordos, por algunos años y sin verdaderas consecuencias para el gobierno anterior, a menos que realmente nos sorprendan (lo cual dudo), y no me malentiendan, que aprehendan a quien deban aprehender y pague quien deba de pagar, pero para que los mexicanos nos convenzamos de que el combate a la corrupción es una realidad, este combate debe estar presente también en los círculos del gobierno, donde el mensaje claramente ha sido que, sin importar señalamientos, si estás con la 4T estás libre de culpa, cayendo nuevamente en la vieja práctica del “quinazo” esta vez pintado de guinda y con la cada vez más priista estampa de la 4T.

Más festejos que logros (Por: Rubén Alcántar)

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