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Élites holgazanas

Políticamente han impulsado desde hace décadas a la llamada “nueva izquierda” que se ha materializado en la Agenda 2030, la cual es un conglomerado de propuestas lunáticas destinadas a la subordinación de las poblaciones de Occidente.

Dublín, Irlanda, 12 de marzo de 2024.- Durante toda la historia de la humanidad las élites han disfrutado de comodidades, riquezas, preeminencias sociales y maritales, honores y un largo etcétera. Pero todas ellas se percataron de que tenían una co-responsabilidad con la sociedad en las que se asentaban. Tenían que velar por un cierto desarrollo económico de sus coterráneos, por la seguridad de sus pueblos y, en general, para que sus compatriotas pudieran sobrevivir. Aquellas élites que olvidaron o evitaron sus responsabilidades terminaron siendo destituidas por nuevos grupos que constituyeron nuevas élites o sus pueblos fueron arrasados y ellas compartieron su suerte.

En Occidente da la impresión de que un día las élites se han levantado hastiadas de tener que trabajar todos los días para mantener su estatus. Parece que ya no tienen ni el ánimo, ni la disposición de trabajar y producir todos los días; ni de tener que competir con aquellos nuevos políticos, empresarios y ricos; ni de tener que apoyar el desarrollo de sus pueblos que, por tener voto, se creen con derecho a exigir mejoras constantes. Aparentemente un día se han levantado y han dicho: “no más”. Y a partir de ese momento han querido petrificar a sus sociedades creando sendos monopolios económicos y políticos. 

En el aspecto económico, desde hace décadas, estos grupos se han unido en mega grupos financieros por medio de los cuales han, primero, monopolizado los financiamientos y, después, a través de cientos de millones de inversiones, han comenzado a cooptar las grandes ramas empresariales y, justo ahora, están intentando hacerse de la producción agrícola y ganadera.

Políticamente han impulsado desde hace décadas a la llamada “nueva izquierda” que se ha materializado en la Agenda 2030, la cual es un conglomerado de propuestas lunáticas destinadas a la subordinación de las poblaciones de Occidente mediante su empobrecimiento para la posterior elevación de gobiernos autoritarios, cuando no dictatoriales, que no permitan el recambio gubernamental, ni mucho menos un cambio ideológico.

Se equivocan las élites si creen que con su plan petrificador tendrán el anhelado desistimiento de las responsabilidades propias de su estatus social. Como ha sucedido constantemente en la historia humana su dejadez las llevará a su propia decadencia y desaparición.

En primer lugar, la economía mundial (China y Rusia incluidas) se rige y se seguirá rigiendo, por lo menos durante los próximos 50 años, a través de la innovación e industrialización. Pero para ello se necesita la suficiente libertad de creación, inversión, competencia y una gran masa de consumidores. Sin estas características (capitalistas si se quiere) difícilmente las economías tendrán la potencia suficiente para seguir creando riqueza. Una economía petrificada solo producirá la ruina general y por ello las élites occidentales quedarán a merced de cualquier potencia externa.

En segundo lugar, un poder petrificado significaría la desaparición de las actuales élites a manos de los gobiernos autoritarios, pues ellos serán los únicos que cuenten con la legitimidad social para ejercer la coacción y la violencia. ¿A dónde correrán a esconderse las prepotentes élites financieras cuando todos los países estén en manos autoritarias?, ¿qué impedirá a esos gobiernos apropiarse de sus riquezas?

La holgazanería de las élites nos está llevando a la ruina, pero ellas están atando su destino al de sus pueblos. 

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