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Menos desiguales, pero más pobres (Por: Rubén Alcántar)

La reducción de la brecha entre quienes más ganan y quienes menos, se acortó, sin embargo los ingresos de dichos polos se redujeron de manera importante

Morelia, Michoacán, 10 de agosto de 2021.- Durante la presente Administración Pública Federal, uno de sus principales argumentos para toda acción realizada ha recaído en la ya tan famosa frase “Primero los pobres”, y durante los ya prácticamente 3 años de ejercicio hemos podido observar mediante las cifras oficiales que, la realidad dista bastante de la real consecución de dicho objetivo de poner “Primero a los pobres”.

Apenas a últimas fechas tuvimos la entrega dos importantísimos indicadores para la medición de la pobreza; por parte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) tuvimos la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020 (ENIGH) y por parte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) los “Resultados de Pobreza en México 2018-2020”; resultados con los cuales ya podemos realizar un amplio análisis del comportamiento de la misma.

Es justo con estos resultados que podemos informar lo siguiente: la pobreza multianual en nuestro país tuvo un aumento del 7.9%, es decir pasamos de 51.9 millones de personas en condiciones de pobreza en 2018 a 55.7 millones en 2020, siendo que por su parte la pobreza extrema aumentó en 24.1%, pasando de los 8.7 millones a los 10.8 millones de personas, es decir, para 2020 el 43.9% de la población total en México vive en condiciones de pobreza y el 8.5% en pobreza extrema.

Una de las virtudes que el desarrollo estadístico en nuestro país ha ido aportando es la medición multidimensional de la pobreza, el no resumir únicamente si somos pobres o no, si no dividirlo en 6 tipos de carencias sociales además de las carencias por ingresos, en este apartado los resultados únicamente explicación nuestra situación.

En nuestro país la población vulnerable por carencia social disminuyó, hubo una reducción del 1.9% que si bien es alguno bueno, tiene una explicación no tan buena; dentro de esta división de las carencias sociales encontramos que: el rezago educativo aumentó en casi 1 millón de personas, cifra preocupante, pero la más fatídica radica en el aumento en la carencia por acceso a los servicios de salud, esta carencia aumentó en un 12%, o en otras palabras, pasamos de 20.1 millones de personas con esta carencia a 35.7 millones.

En cuanto a Acceso a los servicios de seguridad social podemos apreciar una disminución que como explique anteriormente, si bien en apariencia es buena, tiene una triste explicación, se tuvo una reducción del -1.5%, pasamos de 66.2 millones de personas a 66 millones; claro, ello se explica por los innumerables programas del gobierno, que tras 2 años de evaluación únicamente lograron apoyar de manera real a 200 mil personas, demostrando que han beneficiado a las mismas personas que los sexenios anteriores.

Con respecto a la carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad, esta aumentó en 1.1 millones, cifra explicada por la desaparición de programas como la Cruzada Nacional Contra el Hambre.

Por su parte ya en el apartado de Vulnerabilidad por los ingresos los resultados son fatídicos, la Población con ingreso inferior a la línea de pobreza extrema por ingresos aumentó en 3.2%, pasando de 17.3 millones a 21.9 millones de personas, y la Población con ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos pasó de 61.8 millones a 66.9 millones con un aumento del 1.2%. Esto por supuesto lo podemos explicar en parte con la reducción del ingreso corriente per cápita, el cual pasó de 4’848 pesos a 4’514 pesos; además de ello la brecha entre el decil más pobre de la población y el más rico se acotó de 24 a 22 veces, pero la pobreza pasó de las áreas rurales a las urbanas, teniendo 4.5 millones de nuevos pobres en las ciudades.

Ante estos resultados podemos concluir varias cosas, la reducción de la brecha entre quienes más ganan y quienes menos, se acortó, sin embargo los ingresos de dichos polos se redujeron de manera importante; esto, aunado a un importante aumento en la mayoría de las dimensiones que se miden de la pobreza, demuestra que nos volvimos menos desiguales, pero más pobres.

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