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Menos pobres, pero con más carencias (Por: Rubén Alcántar)

La población con al menos 3 carencias sociales se vio aumentada, se incrementó hasta los 32.1 millones de personas, siendo que para 2018 tan solo se alcanzaban los 25 millones

Morelia, Michoacán, 11 de agosto de 2023.- Desde la llegada del gobierno de la auto nombrada “Cuarta Transformación” la consigna siempre fue clara, el presidente López Obrador en ningún momento titubeó en hacer claro que, el eje principal de su proyecto de gobierno radicaba en la lucha por la igualdad social diciendo que “Por el bien de todos, PRIMERO LOS POBRES”.

La realidad es que, pese al debate que pueda existir con respecto a las condiciones económicas de coyuntura que han aquejado a nuestro país, al menos la voluntad ha existido, el hecho de elevar a grado constitucional los programas sociales claro que ha tenido sus resultados, pero ello no lo es todo, porque para quienes sabemos algo de ciencia económica entendemos que, para combatir la pobreza no basta con inyectar cañonazos de efectivo.

El día de ayer el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el CONEVAL, organismo encargado de la medición y evaluación del comportamiento de la pobreza multidimensional en nuestro país, presentó sus resultados de pobreza en México 20​22 a nivel nacional y por entidades federativas, con lo que como siempre los datos nos dejan mucho al análisis y el debate.

Los números no engañan, y la información que se celebrará por parte del gobierno federal es que sí, en efecto la pobreza se redujo, pesé a que en 2020 se alcanzaron picos históricos en cuanto a pobreza, la realidad es que ese resultado se encuentra ampliamente sesgado por una pandemia global y una crisis internacional.

Pero en lo que respecta a los resultados de este sexenio las cifras le acompañan, de 2018 a 2022 la pobreza se logró reducir un 5.6%, se pasó de 51.9 millones de mexicanas y mexicanos en condiciones de pobreza, a tan solo 46.8 millones; quizá usted se preguntará ¿Cómo lo logró? ​La respuesta es simple, los programas sociales, la población con ingreso inferior a la línea de pobreza pasó de 61.8 millones en 2018, a 56.1 millones en 2022, esto es muy importante porque como ya mencioné, la pobreza llegó a 46.8 millones de personas, sin embargo, de no ser por las transferencias de programas sociales la cifra habría alcanzado los 50.3 millones.

A simple vista los resultados parecieran bastante celebrables y seguramente de esa manera se hará desde Palacio Nacional, sin embargo pese a que así parece, la realidad es que ya le mencioné por qué ocurre; la pobreza se mide de manera multidimensional, es decir, se utilizan distintos lineamientos para así hacerlo, condiciones como el ya mencionado ingreso, el rezago educativo, el acceso a los servicios de salud o a la seguridad social, la calidad de la vivienda o el acceso a la alimentación nutritiva y de calidad, hacen de esta medición un ejercicio más exacto que solo medirlo por el ingreso.

Hago mención de ello porque es ahí donde radica el problema, la población vulnerable por carencias sociales pasó de los 32.7 millones de personas en 2018 a los 37.9 millones para 2022, señal de que se descuidaron aspectos muy importantes de nuestro país. Uno de los cambios más significativos se encuentra en el aumento en la población que carece de servicios de salud, siendo que mientras en 2018 la cifra de personas que carecía de dichos servicios alcanzaba el 16.2%, para 2022 está alcanzó el 39.1%, así es actualmente 50.4 millones de personas no cuentan con acceso a la salud.

La población con al menos 3 carencias sociales también se vio aumentada, se incrementó hasta los 32.1 millones de personas, siendo que para 2018 tan solo se alcanzaban los 25 millones. El rezago educativo también se vio afectado, 1.6 millones de personas se vieron añadidas a esta carencia.

Con estos resultados, ¿qué podemos concluir? El combate a la pobreza ha avanzado, la realidad es que los programas sociales han cumplido una función, la de reducir la pobreza por ingreso y con ello colateralmente también contribuir al combate de la pobreza alimentaria, necesidad más que básica, sin embargo es sabido que es una solución costosa y poco sostenible en el largo plazo; el problema no radica ahí, sino en la desatención de los sistemas educativo y de salud, aristas vitales para el desarrollo de la población de cualquier país.

La consigna de que, por el bien de todos hay que poner primero a los pobres, es quizá una de las líneas discursivas de mayor impacto en los últimos tiempos, sin embargo la historia, y en este caso, los resultados, nos han dejado muy en claro que no es suficiente con dispersar dinero a diestra para acabar con la pobreza, es necesaria una estrategia integral, en la cual se atiendan todas sus dimensiones, en la que se proyecte de manera sostenible la atención social a los menos favorecidos, una estrategia que no reduzca de manera artificial cifras, puesto que, pese a que hoy, en efecto, los pobres en México son menos, ahora hay más carencias.

El México que trabaja para comer (Por: Rubén Alcántar)

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