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Pan y circo, distracción y manipulación (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

Es una realidad que los líderes políticos, valiéndose de los medios de comunicación a su servicio, emplean tácticas de distracción y manipulación para desviar la atención de determinados asuntos

Morelia, Michoacán, 20 de junio de 2023.- Procedente del Imperio Romano nos llega la frase «panem et circenses«; literalmente «pan y juegos de circo», abreviada en la actualidad a «pan y circo». 

La frase, creada en el siglo I por el poeta Juvenal, en su origen describía la costumbre de los emperadores de regalar trigo y entradas para los juegos como forma de mantener al pueblo distraído de la política. 

El diseño era sencillo, algo de alimento regalado, pero sobre todo, frecuentes y prolongados espectáculos en el gran coliseo de Roma construido por Vespasiano. 

El pueblo se mantenía entretenido siguiendo la suerte de su o sus gladiadores favoritos, el sangriento espectáculo de las luchas de fieras contra humanos y fieras contra otras fieras. 

Destacó en este tipo de actividades Claudio Druso Germánico, más conocido por su primer nombre, Nerón. Estos derroches se financiaban por medio del saqueo de pueblos y provincias romanas. 

Uno de los más desquiciados emperadores, Cómodo, (hijo de Marco Aurelio) tenía por costumbre disfrazarse de Hércules y bajar a la arena a matar animales con arco y flecha para felicidad y delirio de los espectadores (en este personaje se inspiraron para el rol de emperador en la película «Gladiador»).

La expresión ha resistido el paso del tiempo como un recordatorio de la capacidad de distracción y manipulación en la política. El viejo método del «pan y circo» sigue siendo un mecanismo usado por los líderes y sus medios para distraer a la población y desviar su atención y su participación en los asuntos políticos.

En el contexto de la antigua Roma el pan, que representaba la distribución gratuita de alimentos y el circo, que simbolizaba los espectáculos en los anfiteatros, se convirtieron en herramientas para distraer a las masas de los problemas políticos y sociales más profundos manteniendo a la población satisfecha y apaciguada, evitando así el descontento y la rebelión.

La frase y su vigencia en la política moderna es evidente. Es una realidad que los líderes políticos, valiéndose de los medios de comunicación a su servicio, emplean tácticas de distracción y manipulación para desviar la atención de determinados asuntos que podrían ser incómodos para su imagen , para esto toman cualquier incidente menor y convenientemente lo matizan y lo magnifican para atraer la atención. La aparición de las redes sociales, la sobreexposición mediática y la cultura de la inmediatez han facilitado estas estrategias.

En el México moderno los grandes medios informativos tienen sobrada experiencia en esto. Saben cuando usar medias verdades, saben cómo explotar y manipular los miedos y prejuicios de la sociedad, y usando a su mejores cartas en la propaganda los políticos pueden moldear la percepción de la realidad y dirigir la opinión pública hacia sus propios intereses. Esto daña la participación ciudadana al ser mal informada y de paso fomenta la polarización y la desconfianza en las instituciones democráticas.

En nuestro atribulado México, si bien tenemos políticos que se creen la reencarnación de Apolo, su locura no ha llegado al extremo de ponerse a luchar contra leones y tigres en algún estadio. Y como no se trata de atraer y matar centenares de grandes felinos la vieja y eficaz receta de «pan y circo» se ha tenido que adaptar, reconozco que con éxito, a las actuales condiciones de la sociedad.

Pan y circo en Roma; telenovelas, programas de chismes, infidelidades y tonterías de personas del espectáculo, narcoseries pero sobre todo fútbol en México son pilares fundamentales para mantener distraídos a los habitantes de este país. Al mexicano promedio le importa, y mucho, el desempeño y habilidades de «X» jugador, las posibilidades de calificar de tal o cual equipo, la villanía de los árbitros, las infidelidades de «Z» estrellita de la pantalla, las desventuras de la sufrida heroína y la maldad de la villana en la telenovela de moda. Y lo más triste, eso funciona, lo confirman millones de ciudadanos pendientes al detalle de este tipo de telebasura.

Para enfrentar el legado del despreciable «pan y circo» en el México moderno se requiere de una ciudadanía bien informada y comprometida. Los ciudadanos deben dar el justo valor a cada noticia que escuchen, deben ser conscientes de las tácticas de manipulación del Gobierno, de la falsedad y el engaño de sus amanuenses en el periodismo escrito y radial y del enorme sesgo que manejan sus voceros en la televisión.

Concluyendo, es necesaria, en realidad imprescindible, una ciudadanía “bien informada y comprometida”. ¿Cuándo la tendremos ? Cuando se congele el infierno.

Alejandro Vázquez Cárdenas

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