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Discusiones bizantinas y apatía ciudadana (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

Una de las peores consecuencias de la apatía y deficiente información de los ciudadanos es el ascenso de un individuo con tendencias dictatoriales

Morelia, Michoacán, 30 de mayo de 2023.- Las llamadas “discusiones bizantinas” hacen referencia a debates prolongados, minuciosos , por lo general irrelevantes y habitualmente estériles. El término se origina en el Imperio Bizantino, donde, para desgracia de sus habitantes, en el momento más complicado de su historia, las disputas teológicas y políticas acapararon la atención de las elites y llevaron a una parálisis en la toma de decisiones.

Los habitantes de Bizancio, inmersos en discusiones irrelevantes, no entendieron el peligro que representaba el asedio de las tropas otomanas, y como consecuencia de su apatía cae Constantinopla, capital de Bizancio en 1453, lo que marcó el fin del Imperio Bizantino y la consolidación del poder del Imperio Otomano.

Lamentablemente la Historia no suele ser tomada en cuenta por las posteriores generaciones y no es raro ver cómo se comete un mismo error, una y otra vez. La apatía ciudadana de los habitantes de Constantinopla es un fenómeno que se reproduce siglo con siglo. Esta apatía, caracterizada por la falta de interés o participación en los asuntos políticos, tiene consecuencias significativas en una sociedad. Cuando los ciudadanos no se involucran en la toma de decisiones políticas, se genera un vacío de poder y se fomenta la concentración del mismo en manos de unos pocos. Para colmo la apatía ciudadana puede llevar a la elección de líderes inadecuados, lo que terminará fatalmente por arruinar a la sociedad en su conjunto.

Pero las tragedias no se generan solas, para que en una democracia funcione correctamente es necesario que los ciudadanos se informen adecuadamente y sean capaces de evaluar de manera crítica a los candidatos y sus propuestas.

El votar visceralmente, sin un análisis racional, por lo general termina mal, o muy mal; se corre el riesgo de elegir demagogos o de plano a un mesías iluminado sin contacto con la realidad. Por si esto no fuera suficientemente malo el voto visceral puede contribuir a la polarización política y a un enfrentamiento entre sectores de la sociedad de consecuencias indeseables.

Es imperativo comprender que la democracia no se limita solo al acto de votar, sino que implica una participación activa y comprometida en todos los aspectos de la vida cívica. Los ciudadanos no deben concretar su función en emitir quejas de todo y para todo, pueden y deben expresar sus opiniones, pero también informarse correctamente sobre los problemas de su país, además de buscar canales para influir en las decisiones que los afectan.

Una de las peores consecuencias de la apatía y deficiente información de los ciudadanos es el ascenso de un individuo con tendencias dictatoriales. Cuando un individuo con estas características llega al poder no tarda en mostrar su desprecio por las instituciones democráticas y buscará eliminar todo lo que le ponga límites, con lo que se genera una grave amenaza para el sistema democrático en su conjunto. Este tipo de líderes tienden a concentrar el poder en sus manos, debilitando los controles y contrapesos necesarios para asegurar la separación de poderes y la rendición de cuentas.

Para empeorar el escenario estos personajes aparte de dañar las instituciones democráticas, buscan activamente debilitar los derechos ciudadanos, restringir la libertad de expresión y perseguir a la oposición política utilizando a un servil poder judicial. La democracia se ve amenazada y los ciudadanos, por miedo a perder su trabajo o terminar en la cárcel, pierden o abdican de su capacidad para influir en las decisiones políticas.

Ahora bien, la preservación de la democracia y el rechazo a líderes autoritarios dependen en gran medida de una ciudadanía activa y vigilante. Cuando los ciudadanos están informados y participan en la vida política, se convierten en un contrapeso contra los intentos de subvertir la democracia.

Debemos aceptar que la mera existencia de una ciudadanía ignorante, inculta, manipulable y resentida representa un grave peligro para el buen funcionamiento de un sistema democrático. Cuando los ciudadanos carecen de conocimientos sólidos y de capacidad crítica para analizar la información, se vuelven vulnerables a la manipulación y terminan siendo peones de una agenda política. Así es como los líderes populistas aprovechan estas circunstancias para consolidar su poder, promoviendo una retórica divisiva y generando conflictos entre diferentes grupos sociales.

En este contexto, es fundamental promover una educación de calidad, el acceso a la información verificada y el desarrollo de habilidades críticas en la ciudadanía. Solo a través de una ciudadanía informada y comprometida se puede contrarrestar el peligro que representa la ignorancia, la manipulación y el resentimiento social.

¿Posibilidad real de lograr esto? Muy remota en México.

Alejandro Vázquez Cárdenas

Dictadores y democracia (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

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