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Toque de Nano Sabiduría: La iniquidad e imposición dogmática

La iniquidad trastorna el orden público, engaña y arrastra a millones de personas, quiere dominar el mundo y vemos su influencia hasta los últimos rincones del planeta

Morelia, Michoacán, Vista panorámica

La iniquidad autoritaria se impone, se asienta en el poder y quiere gobernar el mundo. Quiere reinar en lugar del bien y de la verdad.

La iniquidad trastorna el orden público, engaña y arrastra a millones de personas, quiere dominar el mundo y vemos su influencia hasta los últimos rincones del planeta.

La iniquidad es asesina, mata gratuitamente. Sorprende y horroriza ver en los noticieros la imagen del asesino de Milagros, un tipo alto y fuerte agrediendo con un cuchillo a su víctima. ¿Qué razones válidas pudo tener ese monstruo para ensañarse a sí con un ser débil, con una mujer indefensa e inocente.

Escenas de crueldad inaudita, de terror se muestran hoy como noticia y se mostrarán mañana porque nadie hace nada. Tantos cadáveres encontrados, en frigoríficos, fosas clandestinas, formas increíbles de. Terror. 

Se entiende si la iniquidad se ha instalado en el poder. Son personas que mienten a todas luces, violan la ley, son anárquicos, inmorales y criminales. Buscan intereses mezquinos para satisfacer sus ansias de poder y riqueza. Es evidente y sin embargo hay multitudes que siguen a un criminal que miente y es capaz de trastornar el orden público y la democracia para salirse con sus intereses egoístas y destructivos (Trump). Está en el fondo un régimen de terror y de muerte, el de las dictaduras.

Los poderes dictatoriales son finos se atreve a adueñarse de la persona, de su núcleo sagrado, inviolable. Quieren adueñarse de la conciencia de la persona para someterla y modelarla a su antojo de manera que sea sumisa a sus dogmas y a su ideología. Hay quien habla de la “transformación de las conciencias”. Ya el caudillo Plutarco Elías Calles hablaba en el grito de Guadalajara en 1934 de controlar la conciencia de los niños.

No se entienden aquí dogmas en el sentido estricto, valores sólidos que se fundan en Dios que es la verdad, que estableció el orden del universo creado. Por ser creador, su palabra tiene el poder para establecer la verdad de las cosas. En sentido recto, eso es dogma.

Los que detentan el poder pretenden imponer sus ideas, caprichos para salirse con la suya en sus proyectos egoístas y sectarios de manera absurda y necia para defender sus intereses mentirosos y perversos. Las autoridades resuelven los problemas con sola su palabra. 

Simplemente niegan la realidad y ellos crean otra en su narrativa. De momento los saca del aprieto pero no equivale a nada. Están mintiendo y los ciudadanos sabios lo perciben valoran la actitud del poder que así sale del problema.

En los puestos de poder, en las decisiones de autoridad, necesitamos personas honestas, veraces que agarren el toro por los cuernos y busquen una salida real, objetiva. Es la única manera de salir de los problemas y construir el progreso y buscar el Bien Común que debe procurar la autoridad.

La voz de lo alto 

La Iglesia Cristiana, católica es el pueblo de Dios, la comunidad de fe fundada por Cristo. Tiene la asistencia de Dios Espíritu Santo que la guía en la verdad y el servicio de los pobres para su salvación y realización del destino pleno y feliz del ser humano.

Tiene su apoyo inconmovible en la sabiduría de Dios que sabe de qué está hecho el hombre y cuál es el destino definitivo que fijó el Creador a sus criaturas. Puede cometer errores porque está formada por hombres. Pero, en lo esencial, la verdad está asegurada. Finalmente, fundamenta su predicación y su servicio en la verdad de Dios, la roca grande e inconmovible.

Los candidatos que buscan un cargo público se creen los mejores de la sociedad, así lo predican y así lo piensan- Es la iniquidad que se sienta en el poder. En realidad, no es así, no son los más capaces y dotados sino los más sagaces y decididos y los agentes no se detienen ante nada, no tienen escrúpulos. Son muchas veces “arrastrados”, venden su i}dignidad y sus principios por un “hueso”.

La iniquidad tiene su origen en Satanás, que es perverso gratuitamente, es padre del terror y el sufrimiento de los inocentes. Desde un principio es autoritario y no entiende ni soporta el bien, es asesino y mentiroso y se deja llevar por sus  impulsos de destruir a los buenos, de hacer el mal y derramar la sangre, el llanto, el sufrimiento indecible de los inocentes.

En esta situación de descomposición social, de terrible e injusta desigualdad social, en lo temporal sufren las multitudes de desamparados que finalmente no aparece bien en las preocupaciones oficiales de los que mandan..

Hay tanta postración, humillación, dolor, hambre y enfermedad de las multitudes pobres: falta de medicamentos, de dinero y de atención eficaz y oportuna de los enfermos. Los hermanos de la extrema pobreza siguen aumentando. Hay ayudas de dinero, limosnas pero el servicio médico se reduce y se vuelve inalcanzable para los pobres. Y el desempleo, la informalidad, la contingencia educativa.

Me invitaron a asistir a una señora en el IMSS, necesitaba hemodiálisis, se la estuvieron prometiendo y aplazando la fecha para realizarla. No se la aplicaron, le dieron de alta, la familia se alegró pero pronto murió en su domicilio.

Es insufrible que un solo hermano o hermana muera asesinado. Es trágico el panorama que ofrece México y el mundo en los noticieros. Sucede con tanta facilidad hoy, sucederá mañana porque nadie protege a los inocentes, tal vez por dar abrazos a los asesinos. 

La Iglesia analiza la situación, estudia los problemas y tiene sus opciones en favor de las mayorías desamparadas que andan como ovejas sin pastor, señalaba Cristo, Maestro y Salvador. 

El precioso documento de la Iglesia, reciente, Directorio para la Catequesis (educación en la fe, con la Palabra de Dios) reafirma “la opción o el amor preferencial por los pobres…. El amor preferencial por los pobres y por todas aquella situaciones de pobreza pertenece a su Tradición”. Hay documentos preciosos que han dado los Papas desde aquella magnífica encíclica de León XIII Rerum Novarum, que retomó Juan XXIII, el Concilio Vaticano II…

“Para la Iglesia católica, -continúa la cita- la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. De hecho, esta opción tiene como fundamento el amor de Dios por los desamparados, desheredados, abandonados, viudas, huérfanos (a causa de los asesinatos), enfermos como narra continuamente la Sagrada Escritura”. (N, 385).

Toque de Nano Sabiduría: El infierno que viene

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