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De lo sublime a lo ridículo / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

La diputada perredista Hortencia Zuñiga confirmó lo que pensé de ciertos integrantes de la clase política, porque dijo que ha leído libros de superación personal como Juventud en éxtasis, texto que según la legisladora es de la autoría de Gabriel García Márquez

Morelia, Michoacán, 26 de abril de 2014.- La frivolidad es una práctica común de muchos integrantes de la clase política mexicana, la cultura y el buen gusto no es algo que les distinga, lo suyo es lo superfluo, lo burdo. Son insoportables becados del erario público, por ejemplo los diputados locales o federales son gestores caros porque perciben una dieta extraordinaria aunque su principal actividad consiste, teóricamente, en hacer leyes, tomar decisiones por sus representados, pero lo suyo es la diatriba, cuestionan a sus oponentes, privilegian sus asuntos de partido porque a esas camarillas deben su curul.

Recientemente murió Gabriel García Márquez, un titán de la palabra que desató la imaginación al vuelo, el realismo mágico se enlutó con su partida, en su momento señalé que muchos políticos publicaron esquelas casi elegías, aunque mucho de ellos nunca hubieran leído alguna de las muchas obras del Gabo.

La diputada perredista Hortencia Zuñiga confirmó lo que pensé de ciertos integrantes de la clase política porque dijo que ha leído libros de superación personal como Juventud en éxtasis, texto que según la legisladora es de la autoría de Gabriel García Márquez.

Hortencia Zuñiga exhibió su monumental ignorancia lo cual tal vez no sorprenda tanto más bien confirma lo que muchos pensamos, hay ciudadanos que no leen y buscan afanosamente sujetarse de una posición para terminar de diputados. Juventud en éxtasis, dijo Carlos Monsiváis, es un asunto masturbatorio que redactó Carlos Cuauhtémoc Sánchez, es la historia de un chaval que practica el onanismo.

El Gabo y Carlos Cuauhtémoc Sánchez son extremadamente diferentes, la diputada no sabe que el autor de origen colombiano y fallecido en el Distrito Federal es Premio Nobel de Literatura, que simpatizó con la izquierda, amigo de Fidel Castro, amigo de sus amigos.

Otra diputada hace poco pidió reconocer con la presea Guillermo Álvarez Cuevas al equipo de fútbol Cruz Azul por haber ganado el campeonato de clubes de la Concacaf al Toluca, en esos asuntos ocupan su tiempo algunos representantes populares, lo cual no deja de retratar esa insoportable levedad producto de la mediocridad abismal que les lleve a dar el salto de lo sublime a lo ridículo.

No estaría mal que muchos actores políticos participaran en talleres literarios para que reconozcan la o por lo redondo y dejen de propagar esas tinieblas de la ignorancia, más no se puede.

Nuestro México carece de una clase política pensante, no generalizo pero son pocos los exponentes que reflejan una cultura más que aceptable, algunos suelen escribir versos o narrativa aunque no son muchos.

Lo que si queda claro es la falta de autocrítica en muchos políticos que aceptan hablar de temas que no dominan ni conocen siquiera un poco, su megalomanía les indica hacer el ridículo para aparecer a cuadro o en los diarios, aunque sea por eso.

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